epione y el rincon de pensar

Nuevos retos y paradigmas en la atencion social y sanitaria a personas y familias


EPIONE era la diosa que calmaba el dolor. Era la esposa del dios de la medicina Asklepios (Aslcepius) y la madre de los cinco Asklepiades (Asclepiades). Nadie mejor que ella para simbolizar las ideas, los modelos, los paradigmas de la atención a las personas, que siempre son el reflejo de una época y que en nuestra era requieren de altas dosis de innovación y aprendizaje para que los sistemas de bienestar se adapten a las demandas de las personas.

Este blog pretende reflexionar sobre los servicios sociales y sanitarios, pero también sobre las nuevas ideas y cambios, en ocasiones caóticos, de la etapa actual, postmoderna, incierta, compleja, pero también ilusionante y llena de retos y desafíos. Ante todo pretende ser un rincón de pensar.

La innovación y las nuevas formas de pensar (II) (como aprender de la cultura del Linux)

 Uno de los problemas de fondo de los sistemas de salud es encontrar la forma de ser eficientes mejorando la calidad. En realidad, este es uno de los objetivos de cualquier organización. La cuestión es cómo avanzar hacia él desde una visión monolítica y estrecha de la realidad, una visión que asocia sistemáticamente y de forma inseparable la calidad con más recursos, y que incluso determina el nivel de excelencia en función de los recursos disponibles y de la tecnología y el equipamiento.

En las organizaciones sanitarias el 0bjetivo es mejorar la calidad de la atención y reducir los costos, o lo que es lo mismo: proporcionar a los pacientes (y  a la sociedad en general)  los mejores resultados posibles con los recursos disponibles. Es lo que conocemos como ¨atención sanitaria basada en valor¨. Lo cual por cierto no es decir mucho, y sobre todo parte de la premisa de que se dispone de la información y las herramientas adecuadas para tomar decisiones por parte de los profesionales y las personas, y por extensión los gestores y los gobiernos.

De ahí que las nuevas organizaciones estén obligadas a innovar, como respuesta al dilema planteado, pero también para centrarse en la persona, para aumentar su poder, su responsabilidad y su capacidad. En muchas organizaciones, la credibilidad y la sostenibilidad están relacionadas directamente con la innovación y con la transformación que se deriva de ella, en la medida en que la clave estriba en la adaptación continua: ¿Cómo podemos lograr en cada momento los mejores resultados para las personas con un gasto sostenible? 

Es preocupante que no hayamos sido capaces de comprender del todo el significado de la innovación: la asociamos con la intuición, la ocurrencia o las ideas brillantes. Y a la hora de gestionarla,  la asociamos estrechamente a las nuevas tecnologías, como si el producto esencial de la innovación fueran las herramientas y no el servicio a los ciudadanos.

Podemos aprender mucho de como enfrentan el reto en otros sectores. Algunas ideas, en este sentido, me parecen importantes:

– Una de ellas es la que podríamos llamar la innovación efímera:  aquella que sirve durante un tiempo y  por lo general se abandona o es sustituida por otra en poco tiempo. Por lo general, se trata de experiencias innovadoras que no logran consolidarse o que lo hacen localmente pero no son extrapolables. Algunas experiencias de monitorización de pacientes en su domicilio podrían encajar en esta tipología. Lo importante, creo, seria comprender que la innovación ya no va a ser universal, incuestionable, única, válida en todo tiempo y lugar: habrá que acostumbrarse a la variabilidad, en este caso lógica y razonable, en el tiempo y el espacio.

– La otra idea que me preocupa es la forma en que estamos respondiendo en la propia organización a este reto:  la innovación no surge por sorpresa ni es tampoco el resultado de un proyecto acabado y cerrado que se diseña en el centro de la organización para desplegarse después por todos los rincones de la organización. Son más bien proyectos inacabados, que se mejoran a medida que se aplican y que, al cabo del tiempo, pueden ser sustituidos por otros. Es la cultura del prototipado (Design Thinking), a la que dedicaremos próximamente una entrada, de la beta permanente, del software libre, un producto en constante transición. Y, aún así, seguimos hablando, erróneamente, de pilotajes o de las direcciones generales de innovación (como en su día se habló de las de calidad).

Deberíamos entender la necesidad de cambiar y como hacerlo: frente a la complejidad de los problemas la tendencia a acomodarse es enorme, pero también lo es plantear proyectos que acaban siendo «fuegos artificiales»  sin el mínimo impacto en los ciudadanos. Entender también que no basta incluir la innovación en la estructura de la organización, sino que es toda la organización la que debe estar para innovar.  Y que son los grupos y colectivos, y no las «mentes privilegiadas», dentro y fuera de la organización, los que construyen la creatividad.

Aprendamos de la cultura de Linux.



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