epione y el rincon de pensar

Nuevos retos y paradigmas en la atencion social y sanitaria a personas y familias


EPIONE era la diosa que calmaba el dolor. Era la esposa del dios de la medicina Asklepios (Aslcepius) y la madre de los cinco Asklepiades (Asclepiades). Nadie mejor que ella para simbolizar las ideas, los modelos, los paradigmas de la atención a las personas, que siempre son el reflejo de una época y que en nuestra era requieren de altas dosis de innovación y aprendizaje para que los sistemas de bienestar se adapten a las demandas de las personas.

Este blog pretende reflexionar sobre los servicios sociales y sanitarios, pero también sobre las nuevas ideas y cambios, en ocasiones caóticos, de la etapa actual, postmoderna, incierta, compleja, pero también ilusionante y llena de retos y desafíos. Ante todo pretende ser un rincón de pensar.

La innovación y las nuevas formas de pensar (I) (O cómo la multidisciplinariedad es necesaria para que surja la innovación)

 

Hace ya algunos años, en el blog de Eduardo Punset, al comentar
diferentes formas de pensar, se podía leer:

“La huida del precipicio en que estaba sumido el pensamiento científico ha sido tan esplendorosa que el consenso universal hoy día es el de la multidisciplinariedad. Se ha llegado a la conclusión de que no hay innovación, de que no se pueden dar pasos adelante, sin asumir pensamientos que pertenecen a disciplinas distintas. Marx los retrató perfectamente al acusar a los centrados solo en su especialidad «de saber cada vez más de menos, hasta llegar a saber todo de nada»”. –

La innovación, esa especie de salsa que parece tan necesaria para dar un nuevo aire a los servicios (muy especialmente a los servicios sanitarios y sociales), requiere, ante todo amplitud de miras, lo que conlleva necesariamente un ejercicio de desaprender, de desprenderse de conocimientos ,hábitos y rutinas, que son los que nos hacen disponer de un catálogo limitado de respuestas a los problemas con que nos encontramos. De esta forma, uno de los enemigos de la innovación, somos curiosamente nosotros mismos, nuestra forma de pensar: una forma que se ha ido construyendo a base de experiencias, personas, entornos y ambientes muy concretos.  Repetimos hasta la saciedad las mismas rutinas y aunque, de cuando en cuando, se nos ocurran nuevas ideas, en el momento de utilizarlas, de ponerlas en marcha, cometemos los mismos errores y volvemos a comportamientos aprendidos: de esta forma las nuevas ideas quedan atrapadas en el inconsciente.

Sabemos, por ejemplo, que si queremos avanzar en los nuevos servicios que la sociedad reclama, tenemos que colaborar con otros profesionales, pacientes, organizaciones, asociaciones, etc., pero para ello deberíamos cambiar radicalmente la forma de trabajar y esto es harina de otro costal. 
 

Peter F. Druker ya apuntó hace años (La Sociedad Postcapitalista, Apóstrofe, 1995) que las organizaciones deben ser desestabilizadoras, es decir deben estar dispuestas a  abandonar de forma sistemática «lo establecido, lo acostumbrado, lo familiar, lo cómodo, sean productos, servicios y procesos, relaciones humanas y sociales, destrezas o las organizaciones mismas».  Mantener destrezas o conocimientos contra viento y marea no sólo puede resultar inútil, sino que puede impedir adquirir otras nuevas, seguramente más útiles y necesarias.

De otra forma, las innovaciones pasarán frente a nuestros ojos y no seremos capaces  de aprovecharlas en nuestra práctica diaria. Este es el caso de las nuevas tecnologías, que ejercen una especie de fascinación sin que seamos capaces de aprender a encontrar nuevas formas de utilizarlas en beneficio de los pacientes: en este caso son las empresas tecnológicas las que crean la demanda. Se produce en este caso una paradójica adaptación de la práctica asistencial a la tecnología y no al revés (lo que ya apunté en otro post anterior sobre la Historia Clínica Electrónica podría venir a cuento ahora).

La innovación precisa por tanto, como bien apuntaba Punset, multidisciplinariedad, y también organización y método, además de una cierta mezcla entre la razón y la intuición. Es muy posible que la innovación venga de fuera, de otras disciplinas, técnicas o científicas, aunque, al final seamos nosotros quienes tengamos que interiorizarla, adoptarla y adaptarla.

Pensar y poner en marcha nuevas formas de acceso de los usuarios a los servicios, nuevas formas de trabajar en equipo, de dialogar y trabajar con otros sectores, de cultivar y gestionar el conocimiento, de articular los procesos, de activar a los pacientes y familiares, y un largo etcétera, están
reclamando innovaciones, tanto en los servicios, en los procesos o bien innovaciones organizativas. Para ello, ante todo, es preciso crear un caldo de cultivo favorable: abrir las ventanas, fomentar la participación, impulsar iniciativas y experiencias, organizar y promover el intercambio de experiencias y evaluar los proyectos de forma sistemática.

 

 

 

 

 

 

 
 

 

 
La
huida del precipicio en que estaba sumido el pensamiento científico ha
sido tan esplendorosa que el consenso universal hoy día es el de la
multidisciplinariedad. Se ha llegado a la conclusión de que no hay
innovación, de que no se pueden dar pasos adelante, sin asumir
pensamientos que pertenecen a disciplinas distintas. Marx los retrató
perfectamente al acusar a los centrados solo en su especialidad «de
saber cada vez más de menos, hasta que lo sabían todo de nada».
– See more at:
http://www.eduardpunset.es/18571/general/la-unica-diferencia-entre-distintas-formas-de-pensar#sthash.ERCFFHII.dpuf

La
huida del precipicio en que estaba sumido el pensamiento científico ha
sido tan esplendorosa que el consenso universal hoy día es el de la
multidisciplinariedad. Se ha llegado a la conclusión de que no hay
innovación, de que no se pueden dar pasos adelante, sin asumir
pensamientos que pertenecen a disciplinas distintas. Marx los retrató
perfectamente al acusar a los centrados solo en su especialidad «de
saber cada vez más de menos, hasta que lo sabían todo de nada».
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http://www.eduardpunset.es/18571/general/la-unica-diferencia-entre-distintas-formas-de-pensar#sthash.ERCFFHII.dpuf



2 respuestas a «La innovación y las nuevas formas de pensar (I) (O cómo la multidisciplinariedad es necesaria para que surja la innovación)»

  1. Muy interesante el artículo. Muy de acuerdo con el hecho de colaborar con otros profesionales, en mi caso, como enfermera, me siento muy cómoda al poder contar con otros colegas con los que contractar prácticas de cuidados. Creo que debemos dejar de lado un poco las diferencias entre distintas categorías profesionales para llegar a un bien común, la salud de las personas, y eso se logrará cuando adquiramos una nueva forma de pensar.

    1. Avatar de Siro Lleras Muñoz
      Siro Lleras Muñoz

      Gracias por tu comentario: la clave en efecto es compartir y colaborar. Nos cuesta aceptar lo que otras disciplinas nos pueden enseñar y ello nos conduce a un bucle del que nos resulta difícil escapar. Enhorabuena por tu disposición y apertura.

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